El paciente debe seguir una serie de recomendaciones previas para favorecer una correcta cirugía.

Se planifica el diseño del injerto capilar, considerando la distribución deseada y la zona donante.

En la fase de extracción, se obtienen folículos pilosos de una zona donante, generalmente en la parte posterior de la cabeza, donde el cabello es genéticamente resistente a la caída.

Los folículos extraídos se preparan cuidadosamente para su trasplante. Esto implica separar los folículos individuales y mantener su integridad.

Los folículos preparados se injertan en las áreas receptoras, donde se desea el crecimiento del cabello. Este proceso se realiza meticulosamente para asegurar una distribución natural y una densidad uniforme.

El paciente recibe el alta médica y se le recuerdan las instrucciones detalladas para el cuidado postoperatorio.

Después de la cirugía, el paciente debe seguir las instrucciones indicadas para el cuidado postoperatorio. La mayoría de los pacientes pueden reanudar sus actividades normales en unos pocos días, aunque se recomienda evitar actividades intensas durante un período de tiempo.

Es común que los folículos trasplantados caigan temporalmente debido al efecto shedding. Esto es completamente normal y es parte del proceso de recuperación. Mientras tanto, los nuevos folículos comenzarán a crecer gradualmente.

Comienza a notarse el crecimiento significativo del cabello en las áreas receptoras. Los resultados empiezan a ser más visibles y, en general, el cabello sigue creciendo de manera constante.

Los resultados finales del trasplante capilar son más evidentes. El cabello trasplantado se ha establecido completamente, y los pacientes disfrutan de una mayor densidad capilar.